domingo, 28 de agosto de 2016

Cuadro de máximas latinas (alfabeto fundacional)

           En la última entrada hablé del Kit completo de caligrafía de Ann Bowen, publicado en la editorial Blume. Allí conté mi experiencia con el primer proyecto: unas tarjetas para acompañar regalos, que quedaron bastante presentables, a mi entender.
           En cuanto pude, corrí a una papelería a hacerme con un papel un poco más especial para el segundo proyecto. Aunque el libro recomendaba papel de acuarela, había tal variedad de papeles que no sabía por cuál decidirme y al final -encomendándome al azar- escogí un papel perlado rosado que me pareció muy elegante (y, de paso, compré unas cuantas hojas de papel perlado en azul y ocre, por lo que pudiera pasar).
           Bueno, pues al llegar a casa decidí comenzar con el segundo proyecto, que era un poema en latín escrito con pincel y acuarela sobre un papel de acuarela. Y yo, que llevo mal lo de seguir las instrucciones al pie de la letra, decidí:
a) Que no tenía que escribir el mismo poema que venía en el modelo (y escogí unas citas célebres de Séneca y Ovidio que me parecieron más interesantes, y que, aunque no estuviesen en verso, estaban en latín).
b) Que ya que no tenía papel de acuarela (porque el perlado era más bonito), podía ir mentalizándome de que a lo mejor ese papel no valía para ese proyecto y debía cambiar... el pincel por la plumilla.

            En cualquier caso, como en el proyecto de las tarjetas, hice el montaje previo y dibujé las líneas antes de escribir el texto definitivo:
"Non scholae sed vitae discimus"...

O sea: "No aprendemos de la escuela, sino de la vida"

           A continuación, me atreví a probar con acuarela, como aconsejaban las instrucciones. Debo decir que en ese momento me di cuenta de que solo tenía dos pinceles finos, pero no tanto como lo requerían estas letrillas diminutas y mi aún escaso dominio del arte de los escribas. Pero... ¿quién dijo miedo? Allá que me puse, y este fue el resultado:

En latín no había tildes
           Como se puede apreciar, quedó un poco insulso, entre la poca gracia del color y mi falta de pericia con el pincel. Así que decidí repasar los trazos con plumilla y tinta, y lo que conseguí fue...¡un borrón! Pero, lejos de desanimarme, al ver ese papel ya definitivamente arruinado, creí que era el momento perfecto para volver a empezar el trabajo, haciéndolo esta vez solo con plumilla, que de momento para mí es más manejable que el pincel. Y con la misma plumilla para letra redondilla del número cinco con que hice el primer proyecto y tinta roja de la marca Pelikan, volví a escribir la frase del sabio antiguo:
El rojo le da un punto medievalizante muy original
       Por si quedasen dudas, he aquí la comparación de los dos trabajos:
Todo al rojo, sin duda
         Para darle el punto de prestigio latino que le faltaba, siempre se puede enmarcar el trabajo y hacer de él un mantra inspirador para colocar por casa e incitar a la reflexión:
   
La otra máxima es de Ovidio, también muy inspiradora: "La gota horada la piedra no por caer con fuerza, sino con constancia".

           En resumen, mi trabajo final no tiene casi nada que ver con la propuesta, salvo que está en latín y emplea (o pretende emplear) el alfabeto fundacional... pero aun así quedé muy satisfecha con él, de hecho estoy haciendo varios cuadritos con máximas latinas. De manera, que me atrevo -juas- a dar aquí los pasos para hacer un hermoso... 

CUADRO DE MÁXIMAS LATINAS CON EL ALFABETO FUNDACIONAL.

Material necesario: un lápiz HB, papel para recortes, papel perlado rosado, una regla, una goma, una plumilla para letra redondilla del número 5 y tinta roja de Pelikan.

Pasos:

1. En un folio, trazar las pautas en las que se dibujarán las letras. Dibujar todas las palabras con lápiz y recortarlas. Es importante tener un modelo del alfabeto fundacional para poder trazarlas con precisión. En el libro de Ann Bowen viene el alfabeto con unas pautas para practicar, pero no es difícil  encontrarlo en la web.
2. Doblar por la mitad cada palabra para encontrar el centro de ese papel y colocar los recortes sobre el papel perlado para ver qué composición es la que mejor queda. Aquí conviene hacer varias pruebas y comparar.
3. Trazar con lápiz las pautas en el papel perlado, muy suavemente para poder borrarlas. Trazar las grafías con lápiz con mucha suavidad también.
4. Borrar las líneas de pauta.
5. Con la plumilla y tinta roja, repasar las letras.
6. Dejar secar.

Y...¡trabajo terminado! Solo os falta el marco. Procurad escoger siempre citas inspiradoras y optimistas, para llenar vuestro día a día de energía positiva. Y, ya sabéis, si no seguís las instrucciones... seguro que os sale también algo interesante.

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