lunes, 22 de agosto de 2016

Kit completo de caligrafía, de Ann Bowen

       No hay mal que por bien no venga. Por motivos de salud me he veo obligada a no hacer esfuerzos durante una temporada (lo cual es la excusa perfecta para no moverse demasiado) y tengo mucho tiempo "libre" para volcarme en actividades sedentarias, por lo que es el momento indicado para comenzar a practicar todas aquellas tareas que con el ajetreo del día a día siempre iba dejando sin hacer. Una de esas tareas es estudiarme y realizar los proyectos del Kit completo de caligrafía de la editorial Blume, que fue un regalo que me hicieron el año pasado y aún no había tenido tiempo de estrenar. 
         Como suele suceder con todos los libros de esta editorial, el diseño del libro es una maravilla. Por fuera es una cajita de cartón, y se abre en tres partes. Dentro de la caja hay:
- Un set de materiales (con un palillero, unas plumillas para letra redondilla nº 3 y nº 5, una plumilla copperplate, una plumilla para pósters, un lápiz HB, un pincel, tinta negra y acuarelas de color dorado, blanco y negro).
- Un librillo titulado Técnicas donde se explican de manera muy clara aspectos básicos del arte de la caligrafía. En este librillo también aparecen una serie de alfabetos clásicos con las instrucciones necesarias para trazar los caracteres.
- Otro librillo titulado Proyectos, donde aparecen una serie de trabajos en los que aplicar las explicaciones del libro de técnicas. 
- Dos cuadernillos (firmados por Valle Camacho Matute y Emiliano Navas Sánchez), de Ediciones Emilianenses, para practicar la caligrafía gótica y gótica rotunda.

          Qué decir tiene que las hojas de práctica de caligrafía que vienen tanto con el libro de técnicas como en los cuadernillos es conveniente fotocopiarlas y practicar en las fotocopias para no estropear el material original. Además, por lo que he visto en un primer intento, una sola práctica no es suficiente.

     Después de leer un rato el libro de técnicas, me di cuenta de que la lectura debía complementarse con una práctica urgente, de manera que rápidamente me puse a practicar con el primero de los alfabetos propuestos: el alfabeto fundacional. Hice dos fotocopias de la página que aparece en el libro de técnicas y, con la plumilla para letra redondilla nº 5 y la tinta que viene con el kit me puse, cual colegial escribano, a trazar mi primera página de caligrafías. Debo decir que, no sé si debido a mi inexperiencia o a cualquier otro motivo que desconozco, no fui capaz de cargar la plumilla en condiciones directamente del tintero que viene con el libro, pues tiene una boca muy estrecha, de manera que eché parte del contenido del tintero en un tapón de botella de agua, que me sirvió para este primer intento. Este fue el resultado:

Sí, no podía faltar un borrón...


       Después de estos primeros trazos, decidí rellenar la otra fotocopia que tenía, y el resultado es el siguiente:
Aquí entendí el significado del dicho "Borrón y cuenta nueva"
         No sé si estaré haciendo algo mal o no, porque según el libro, se entiende (o yo lo entendí así, al menos) que con un trazo basta para lograr esta caligrafía. Sin embargo, yo tuve que aplicar varios trazos para lograr las diferencias de grosor en las distintas partes de las letras. Tal vez no esté usando la plumilla o el tamaño adecuado... Pero ya entusiasmada con el asunto, decidí que era hora de coger el bloc de dibujo, coger una regla para trazar las líneas (siguiendo las pautas del libro) y escribir el alfabeto fundacional en el bloc.
El tachón de la "a" volvió a aparecer...
Así quedó una vez borré las líneas de lápiz
          Ya en pleno éxtasis caligráfico, aunque un poco cansada ya, decidí hacer una pausa, cuando una idea pasó por mi cabeza: ¿por qué no empezar el primer proyecto, ya que tenía alli mismo todo el material y no parecía tan difícil? Dicho y hecho: así comencé el primero de los trabajos del libro: unas tarjetas de felicitación. 
         Debo decir que en ese momento no tenía tarjetas ni papel especialmente bonito, solo unas cartulinas blancas. Pero no hay impedimento para el que tiene ganas, me dije, así que pensé mentalmente en las personas de mi círculo más cercano que estarían de cumpleaños en el próximo mes para hacerles una tarjeta que acompañe a su regalo. (Por mal que esté, pensé, siempre quedará bonita una tarjeta escrita con plumilla y tinta). De esta manera, mi objetivo para este primer proyecto era lograr hacer unas tarjetas:
- Con una letra similar a las del alfabeto fundacional
- Sin borrones
- Dignas de adjuntar al regalo sin resultar ridículas
Y así me puse manos a la obra. En las instrucciones recomiendan dibujar primero las letras en un papel, recortar el papel y situarlo en el centro de la tarjeta para luego marcar ese centro y comenzar a trabajar en él. Simplemente, hay que dibujar las líneas con lápiz y regla (yo seguí tomando las pautas del libro, porque creo que es pronto para experimentar) y escribir con lápiz el nombre el la tarjeta para después repasarlo:
El borrador a lápiz se hace para buscar el centro de la tarjeta

Y luego se borran las líneas de lápiz
     Supongo que con más práctica y unas tarjetas más bonitas el resultado será muy lucido, pero yo me doy con un canto en los dientes con mis cuatro tarjetas de felicitación para el mes de septiembre, porque creo (modestamente hablando) que, aunque no están perfectas, sí son muy elegantes e imprimen un sello personal al regalo. El próximo día que pueda salir de casa compraré papel chulo para hacer más tarjetas y el segundo proyecto del libro: un poema en latín para enmarcar. 


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